SUBIMOS AL KASTELAR UNA CIMA DE LA SIERRA DE LEYRE - RECORRIENDO NAVARRA
Salida a la Sierra de Leire para hacer una bonita, vistosa ruta, subiendo a la cimas del Kastellar (1.281 m), un recorrido sin dificultad tal como nos indica el blog el navarrincón, pero manteniendo siempre el sentido común para evitar accidentes.
Kastellar ( 1281 m.)
DIFICULTAD: Ninguna.
IDA Y VUELTA: 3 horas
DESNIVEL: 510 m.
DISTANCIA: 6, 5 km.
"Todo el mundo quiere tener un amigo, pocos se toman la molestia de ser uno."
La luna llena plateaba los bosques mientras las estrellas marcaban el rumbo de los pastores, que conducían a sus rebaños, como cada año cuando se acercaba el mes de mayo, hacia los pastos del norte. Hablaban un dialecto antiguo, tan antiguo como las montañas escarpadas que deberían atravesar en su ancestral trashumancia. No vivían en palacios con armarios rococó, ni vestían con trajes mimados con bolitas de alcanfor, no comían manjares, ni conocían los lujos, no tenían nada y sin embargo poseían todo lo que el alma de un hombre puede anhelar: luz, aire puro y libertad. (Germatore)
Sierra de Leyre en la subida al Kastellar.
Hoy ascenderemos a una de las cimas de la sierra de Leyre y lo haremos por la cañada real de los roncaleses. Antiguo lugar de paso entre los pastos de la montaña y el refugio invernal de Bardenas. Este enclave es el lugar elegido para levantar el monasterio de Leyre, desde donde comienza este recorrido.
Cima del Kastellar
Subimos hasta el monasterio de Leyre y comenzamos a caminar por la pista que hay junto al parking y se dirige hacia la fuente de San Virila.
El camino comienza junto a los paneles informativos.
Enseguida llegaremos a un desvío que deberemos coger, abandonando el camino de la fuente, donde cuenta la leyenda que el abad Virila estuvo en contemplación divina durante siglos.
El camino se adentra en la vegetación
Seguimos la pista principal o cogemos los atajos hasta que llegamos a una bifurcación y seguimos el camino de la derecha, ya que el de la izquierda se dirige al Arangoiti.
Seguimos por los atajos a la derecha.
En esta bifurcación continuamos por la derecha.
Desde el comienzo de este recorrido y hasta el final del mismo no deja de sorprendernos la maravillosa conservación de este bosque, con cantidad de árboles que superan varios cientos de años, robles, encinas, cedros, etc.
Uno de tantos árboles gigantes del camino.
Vamos ganando altura y se presenta ante nosotros un paisaje conmovedor, que no deja indiferente al caminante, con la gran masa forestal de Leyre a un lado y el embalse de Yesa al otro.
El de la derecha es la cima de Kastellar.
Embalse de Yesa desde Leyre.
Nos acercamos a la parte alta de la sierra, el escenario va cambiando en las diferentes altitudes.
Las rocas y los árboles en su lucha particular.
Paso entre las rocas para alcanzar la parte alta de la sierra.
Llegamos a un alto donde veremos un cartel indicativo, es el portillo de la cerrada. A la derecha queda el paso del oso, nosotros continuamos por la izquierda en busca de la cima, el camino continúa entre unas rocas incrustadas en la hierba.
LLegamos al collado y giramos a la izquierda.
El camino continúa entre las rocas del fondo.
Ahora avanzamos por la sierra, por un bosque de cedros, pinos y grandes piedras cubiertas de musgo.
La senda discurre ahora por este bosque de cedros.
Las piedras cubiertas por un gran capa de musgo.
Estamos atentos al pasar junto a una roca con forma de perro, en este lugar giramos a la izquierda para llegar en un minuto a la cima, coronada por una gran cruz.
Al llegar a esta roca giramos a la izquierda.
Cima de Kastellar, coronada por una gran cruz.
Junto a la cima hay un pequeño refugio natural donde almorzamos, hoy que la mañana es un poco lluviosa.
Un buen refugio para días lluviosos como hoy.
Regresamos al monasterio por el mismo camino. Recomendamos realizar una visita y contemplar sus curiosas ventanas de cuarzo, que es lo que se usaba antes de inventar el cristal, ya que deja pasar la luz.
Monasterio de Leyre envuelto en un manto de bruma.
Curiosas ventanas de cuarzo en el monasterio.
Las famosas columnas del interior.
POR : GERMATORE
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