Como dice Fernándo Hualde del blog despoblados de navarra y autor de éste reportaje, Eyzco fue un pueblo del que nadie conoce con exactitud donde estuvo ubicado, no tiene historia ninguna y sin embargo con los datos que hoy se disponen existió, vamos a dejar que nos expliquen cosas sobre éste pueblo.
EYZCO
INFORMACIÓN GENERAL
Pared del cementerio de Arteta construida con piedras de Eyzco
Etimología
Se desconoce el significado de este nombre. Algunos lingüistas lo vinculan con la palabra “junco” –i(h)i-, y sin embargo otros defienden que pueda estar relacionado con la palabra “peña” –aitz-, o con la palabra “caza” –eiz-.
Ubicación
Se desconoce la ubicación exacta de este despoblado; pero hay que situarlo dentro de Ezprogui. Algunos mapas de Navarra del siglo XVIII lo sitúan enfrente del actual despoblado Loya. Es una localidad diferente a Izco (Ibargoiti), pues los mencionados mapas llegan a recoger la ubicación de los dos núcleos de población.
Historia
La recomposición de la historia de este lugar requiere todo un trabajo de investigación minuciosa. En principio la existencia de Eyzco oficialmente no aparece documentada, pero todo parece indicar –y lo digo con todas las reservas- que estamos asistiendo a una lamentable confusión a causa de asignarle a la localidad de Izco, en el valle de Ibargoiti, todo lo relacionado con Eyzco, o Izco (Ezprogui); ambos núcleos de población estuvieron relativamente próximos, lo cual ayuda a entender esta confusión. Basta con acudir a la Gran Enciclopedia Navarra para leer que el nombre de Izco aparece también en los documentos bajo la forma Eyzco; incluso llega a indicar que Izco, después de las reformas municipales de 1835-1845, era gobernado por el diputado del valle de Aibar; y que tras esa reforma formó ayuntamiento con Ezprogui, Moriones, Gardaláin, Guetádar, Sabaiza, Loya, Julio, Usumbelz y Arteta. Dentro de ese mismo baile de denominaciones se ha llegado también a publicar en la enciclopedia mencionada que tras las reformasa administrativas de 1835-1845 la localidad de Loya se llegó a integrar en Izco,“que más tarde desaparecería”.
Todo parece indicar que estamos ante un error a corregir, pero… ¿dónde estaba Eyzco?. Los mapas antiguos lo sitúan exactamente frente a Loya, en el sombrío bosque que hoy vemos desde este despoblado en la ladera que hay al otro lado del barranco.
Manuel Apestegui, actual panadero de Sada, fue quien “levantó la liebre” sobre la extraña ausencia de documentación que hay sobre Eyzco, habiendo constatado él su ubicación sobre un mapa del siglo XVIII. A partir de ese momento se ha indagado a través de los testimonios orales recogidos de ancianos del entorno, quienes coinciden en señalar que en ese mismo emplazamiento que indica el mapa ellos llegaron a conocer los restos de varias casas, convertidas ya en montañas de piedras; y que esas mismas piedras, transportadas con caballerías, a lo largo de los años fueron aprovechadas para levantar corrales y viviendas en Arteta (la pared del cementerio se rehízo con estas piedras, entre otras paredes), y en Loya. Es fácil suponer que alguna otra localidad se habría beneficiado también de aquellos restos.
Queda ahora por delante la tarea de analizar todos aquellos documentos que hablan de Eyzco y de Izco. De entrada el Becerro de Roncesvalles alude a un tal Ynigo de Eyzco. Y en el Archivo General de Navarra en documentos fechados entre 1532 y 1591 se recogen hasta tres variantes del nombre de esta localidad: Eizco, Eyzco, y Eyssco. En ese mismo archivo la base informática no distingue entre en Izco (Ibargoiti) e Izco (Ezprogui) –ni tampoco es esa su función-; entre el amplio listado de documentos que hay dentro de la sección de Procesos es difícil discernir cuales corresponden a un sitio y a otro; por lógica a buen seguro que son mayoría los que afectan a Izco (Ibargoiti). Pero en el año 1567 nos encontramos con un proceso judicial que afecta a un tal Pedro de Ordoqui, vecino de Izco, denunciado por Pedro de Aibar, señor de Sada y dueño del despoblado de Gardalain, por haber dejado entrar y pastar a ganados del valle de Salazar. Dentro de ese amplio legajo, compuesto por decenas de documentos, al menos en dos ocasiones se alude a Izco como cabo de Loya, y se aprecia que hay una unidad territorial configurada por núcleos de población como el propio Izco, Gardaláin, Loya, Julio, Arteta y Guetadar. Esto nos permite, de entrada, saber que aquellos documentos de Izco con presencia del apellido Ordoqui, se corresponden muy probablemente con la localidad de Izco, o Eyzco, de Ezprogui.
Es por ello que sabemos que el susodicho Pedro de Ordoqui, era hijo de Juan de Ordoqui, apodado Lindo, quien en los años treinta del siglo XVI compartía vecindad, no exenta de pleitos, con María Mina de Oloz, hija de Miguel de Oloz, y con Juan de Aldunate, entre otros.
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EYZCO, UN PUEBLO SIN CASAS Y SIN HISTORIA
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EYZCO, UN PUEBLO SIN CASAS Y SIN HISTORIA
No es muy normal, pero en Navarra hay algunos pueblos que no sólo han desaparecido físicamente, sino que por tener otro tocayo, han llegado a perder su historia. Es el caso de Eyzco, o Izco, en Ezprogui, antiguo Val de Aibar.
El hecho de haber abierto en internet un blog sobre los despoblados de Navarra (despobladosnavarra.blogspot.com) utilizando como punto de partida los reportajes que sobre ellos voy publicando en este periódico, ha dado pie, y esto nunca lo hubiese sospechado a comprobar el alto interés que hay en Navarra sobre estos lugares que, teóricamente, ya no tienen quien les llore. Han sido numerosas las personas que han escrito pidiendo que incluya a despoblados que vieron nacer a sus antepasados, o que me han enviado fotos antiguas, o datos, o simples y entrañables palabras de agradecimiento. A todos he respondido con gratitud.
Pero hace unos días mi amigo Manuel Apestegui, el panadero de Sada, me comentaba un hecho curioso. Me decía que dentro de la finca de Ezprogui hubo un pueblo que aparece en los mapas del siglo XVIII, y del que sin embargo no hay constancia documental de su existencia. La localidad en cuestión se llamaba Eyzco, o Izco; que no hay que confundirla con el vecino Izco, en Ibargoiti. De hecho en algunos mapas aparecen los dos. Lo cierto es que en la amplia relación de despoblados que configuran la finca de Ezprogui este núcleo de población no figura por ninguna parte. Ni figura en relaciones antiguas de despoblados; y ni lo cita la Gran Enciclopedia Navarra; o tal vez lo cita de refilón. Eyzco no existe; y sin embargo…
Izco
Todo parece indicar que estamos ante una mezcla de “personalidades”. No hay que olvidar que Eyzco recibía también el nombre de Izco; y parece que la proximidad de ambos hizo que la historia de uno, el de Ezprogui, se fundiese en la del otro, el de Ibargoiti. Este fenómeno no es nuevo, y la existencia en Navarra de pueblos con el mismo nombre da pie a este tipo de confusiones. Localidades como Murillo, o como Villanueva, requieren en nuestra tierra del uso de un apellido que las diferencie. Tenemos un despoblado en el mismo Ezprogui que se llama Arteta, igual que la localidad del valle de Ollo. Algún historiador ha fundido también en uno solo a pueblos tan distantes, ya extinguidos, como Izanoz (Izagaondoa) e Izania (Ollo). A Mugueta (Lónguida) de pronto lo vemos en los documentos pleiteando con Mugetajarra (Unciti), lo que nos hace pensar que siglos atrás esa distancia que hoy hay en Muguetajarra entre la iglesia y las casas podía traducirse en dos localidades diferentes del mismo nombre, lo que habría obligado a la más antigua a denominarse “la vieja”, es decir, Muguetazarra, o Muguetajarra.
Pero en el caso que nos ocupa la confusión es más normal a causa de la proximidad; al fin y al cabo Ezprogui e Ibargoiti comparten muga; aunque entre un Izco y otro había pueblos de por medio. Es importante aclarar que las denominaciones de Izco, Eyzco, Eyssco… bailan contínuamente.
¿Dónde estaba Eyzco, o Izco, el de Ezprogui?. Pues la verdad es que se desconoce su ubicación exacta. Sí que se sabe que estaba dentro de lo que hoy es la finca de Ezprogui, dentro de la cual están los despoblados de Guetádar, Sabaiza, Usumbelz, Julio, Arteta, Loya, Gardalain e Irangoiti.
Pues bien, los mapas sitúan Eyzco justo enfrente de Loya, al otro lado del barranco. Es una localidad que pudo quedar despoblada en el siglo XIX. Obsérvese, por ejemplo, que la Gran Enciclopedia Navarra cuando recoge la historia de Loya nos dice que tras las reformas administrativas Loya se unió en un mismo municipio con Izco, “que luego desaparecería” dice textualmente. No tendría sentido que Loya se uniese con otro localidad bastante más distante habiendo pueblos en medio.
Lo más curioso es que la gente mayor nos habla de que sus padres y sus abuelos aprovecharon las piedras de aquél despoblado para hacerse casas y corrales, cargándolas en caballerías. Así pues, aún detectándose hoy abundancia de piedras de construcción en determinadas zonas del pinar que hay frente a Loya, podríamos decir que Eyzco está presente principalmente en las casas de Loya y de Arteta, concretamente las paredes del cementerio de esta última localidad parecen proceder del caserío de Eyzco según tienen oído algunos antiguos lugareños.
Los Ordoqui
Si acudimos a la historia de Izco, el de Ibargoiti, podemos ver que en algunos documentos aparece bajo la forma de Eyzco. De nuevo es la Gran Enciclopedia Navarra la que nos dice que Izco (Ibargoiti) tras las reformas municipales de 1835-1845, era gobernado por el diputado del valle de Aibar, y que tras esa reforma formó ayuntamiento con Ezprogui, Moriones, Gardaláin, Guetádar, Sabaiza, Loya, Julio, Usumbelz y Arteta. Evidentemente se están mezclando las historias de ambos lugares, y además es el de Ibargoiti quien ha absorbido la historia del de Ezprogui. Es así como nos encontramos a un Izco que se ha quedado sin casas y sin historia.
Queda ahora por delante la tarea de analizar todos aquellos documentos que hablan de Eyzco y de Izco. De entrada el Becerro de Roncesvalles alude a un tal Ynigo de Eyzco. Y en el Archivo General de Navarra en documentos fechados entre 1532 y 1591 se recogen hasta tres variantes del nombre de esta localidad: Eizco, Eyzco, y Eyssco. En ese mismo archivo la base informática no distingue entre en Izco (Ibargoiti) e Izco (Ezprogui) –ni tampoco es esa su función-; entre el amplio listado de documentos que hay dentro de la sección de Procesos es difícil discernir cuales corresponden a un sitio y a otro; por lógica a buen seguro que son mayoría los que afectan a Izco (Ibargoiti). Pero en el año 1567 nos encontramos con un proceso judicial que afecta a un tal Pedro de Ordoqui, vecino de Izco, denunciado por Pedro de Aibar, señor de Sada y dueño del despoblado de Gardalain, por haber dejado entrar y pastar a ganados del valle de Salazar. Dentro de ese amplio legajo, compuesto por decenas de documentos, al menos en dos ocasiones se alude a Izco como cabo de Loya, y se aprecia que hay una unidad territorial configurada por núcleos de población como el propio Izco, Gardaláin, Loya, Julio, Arteta y Guetadar. Esto nos permite, de entrada, saber que aquellos documentos de Izco con presencia del apellido Ordoqui, se corresponden muy probablemente con la localidad de Izco, o Eyzco, de Ezprogui.
Es por ello que sabemos que el susodicho Pedro de Ordoqui, era hijo de Juan de Ordoqui, apodado Lindo, quien en los años treinta del siglo XVI compartía vecindad en Izco (Ezprogui), no exenta de pleitos, con María Mina de Oloz, hija de Miguel de Oloz, y con Juan de Aldunate, entre otros.
Me gustaría que este reportaje sirviese para que en un futuro alguien se ocupe de analizar toda esa documentación que hay en el Archivo General de Navarra y poco a poco consiga separar la historia de ambas localidades. Mientras tanto, cualquier avance en este sentido, quedará registrado en el mencionado blog dedicado a los despoblados de Navarra. Tal vez a Izco-Eyzco no le podamos devolver las piedras, ni falta que le hace, pero devolverle su historia sí que es bueno, lo primero por respeto hacía quienes a ese núcleo de población le dieron vida durante siglos; y lo segundo porque siempre es bueno y positivo avanzar en clarificar nuestra propia historia.
Allí, en lo más sombrío del pinar, siguen las piedras desparramadas, camufladas de líquenes y musgo, sin sospechar que hoy, después de tantos siglos, alguien las está poniendo en valor.
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